El dato es desesperante, ya que muchas familias de nuestro país y del resto del continente europeo padecen hambre; mientras que nosotros continuamos desperdiciando cada vez más comida en buen estado.
Algunas asociaciones como Cáritas, Cruz Roja o el Banco de Alimentos ayudan a las familias con falta de recursos para que puedan alimentarse con lo básico: arroz, pan, agua, leche, pasta, verdura, fruta…
Con la producción total de alimentos se podría alimentar a todo el planeta, y ningún ser humano padecería hambre absoluta.
La falta de alimento puede acarrear enfermedades carenciales, por la falta de vitaminas o determinados nutrientes; pero sobretodo los niños no pueden ir al colegio sin tener nada en el estómago, porque los limita su capacidad de concentración.
En esta crisis económica, son muchas ya las personas que no pueden comprar alimentos y mucho menos ropa y gastos de la casa. Los comedores sociales dan de comer a más de dos millones de indigentes y los comedores escolares a más de 20 millones de niños.
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