La Unión Europea es sin duda un modelo a escala mundial en materia
de sistemas de protección social. Estos sistemas permiten afrontar
situaciones de precariedad como el desempleo, el estado de salud, la
discapacidad, la situación familiar o la vejez. Además, garantizan el
acceso a numerosos servicios indispensables para la dignidad humana. La
organización y la financiación de los sistemas de protección social son
competencia de los Estados miembros. Sin embargo, la UE puede desempeñar
un papel específico a través de su legislación de coordinación de los
regímenes nacionales de seguridad social, principalmente en lo que toca a
la movilidad dentro del espacio comunitario. Desde hace poco tiempo, la
UE se ha comprometido asimismo a fomentar una colaboración más estrecha
entre los Estados miembros en lo relativo a la modernización de los
sistemas de protección social, que se enfrentan a retos similares en
toda la Comunidad.
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